Gustos, contactos y recursos son tres aspectos fundamentales sobre los que debes reflexionar antes de emprender un negocio. Sea cual sea el emprendimiento que quieras llevar adelante, debes primero conocerte a ti mismo y a tu entorno más inmediato.
Averigua y confirma qué es lo que no te gusta hacer
Cuando uno piensa que tiene un problema de dinero, la mayoría decide hacer cosas que no son de su agrado para conseguirlo. El dinero, hay que comprender, no es un fin, es un medio para conseguir lo que queremos, para tener seguridad, para darnos nuestros gustos y ser felices. Enumera las actividades que te resultan antipáticas para evitar el iniciar algo que podría terminar haciéndote muy infeliz en el futuro. Si inevitablemente alguna de ellas estará entre tus tareas futuras, ve que alguien más las haga o asúmelas solo por un tiempo. Organízalas de tal forma que no te impongan una carga pesada.
Haz un inventario de tus principales recursos
Muchas veces la gente posterga el inicio de sus actividades por falta de dinero, maquinaria, materia prima, un espacio adecuado, medios de transporte, etc. Entonces debes recordar que normalmente los negocios empiezan con pocos recursos y mucho trabajo.
Bill Gates, el dueño de Microsoft, empezó en el garaje de su casa, otros en áreas desocupadas o en locales prestados. La gente de la ahora prestigiosa cebichería Mi Barrunto, inició sirviendo platos en tres mesas en la sala de la casa de sus padres. Lo fundamental es tener grandes ideas; hasta los equipos con los que empiezas pueden ser de segunda mano.
Piensa en qué bienes, recursos y espacios tienes a los que les hayas dado otro uso por no requerirlos. Allí puedes encontrar interesantes respuestas. Te pueden ser útiles hasta objetos que tienes guardados por años o incluso herramientas que tienes en la maletera del auto. Nuevamente, lo importante son las ideas y, también, lo que tú le presentas a los clientes. El proceso o la forma cómo haces las cosas es parte de la intimidad de tu negocio.
Registra y evalúa tus contactos
Nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo, de estudio, colegas, miembros de clubes y demás contactos son una herramienta fabulosa cuando iniciamos un negocio. Ellos nos conocen, saben quiénes somos, donde estamos. Ellos pueden referirnos clientes potenciales. Si tú conoces a 100 personas, es probable que cada una de esas 100 conozca a 100 más.
Para aprovechar esos contactos, prepara una lista con teléfonos y correos. Luego organízala e indaga un poco más sobre los que te parezcan interesantes para desarrollar algún ámbito de tu negocio. Puede ser como cliente, proveedor, socio, financista, asesor o promotor (una misma persona puede estar en dos o más categorías). Así podrías priorizar a quiénes contactar primero y cómo abordarlos. Es más importante tener los contactos adecuados que saber mucho sobre el tema. Los conocimientos pueden ser obtenidos con facilidad, los contactos son invalorables.
Evalúa tú capacidad de independencia, de obediencia, de estabilidad, de control, de influencia, de actitud, de motivación, de consistencia, de liderazgo, de toma de decisiones.